El finde pasamos unos días placenteros juntos a Otras Letras y quedamos de acuerdo en seguir haciendo actividades conjuntas. La actividad salio bastante bien.
Eduardo Rosenzvaig hizo un recorrido por la historia de Tucumán, desde una interesante perspectiva de género. Conocimos historias gays que se desvanecieron en las sobre-escrituras de la historia oficial. Conocimos algunas anécdotas poco difundidas de Lola Mora. También, conocimos el proyecto de Otras Letras ( en la voz de Aldo Fernández y Claudio Sartori, sus dueños), que se manifiesta como librería desde una articulación con el activismo y la generación de recursos para este último, como una editorial, por ejemplo.
Pero la actividad tuvo unas perlitas muy buenas.
En la convocatoria, enviamos invitaciones a referentes de organismos gubernamentales. Y recibimos como respuesta del area de salud un mail en donde nos decia que nos abstengamos de enviar mails a esa cuenta porque pertenece al Superior Gobierno de la Provincia y si bien era muy tolerante, está estaba destinaba a trabajar temas relacionados con Salud y no "cosas gay". (?)
El día de la actividad, en la vereda de El Árbol de Galeano (la fonda cultural donde está ubicada Crisálida, y en donde se realizó la Feria de Otras Letras) no es un lugar habitual de permanencia, a menos que estés ahí porque están ingresando o porque estás saliendo. Ver un grupo de jóvenes ahí, me hizo preguntarles si buscaban la feria de libros y ante su tímida respuesta positiva, les invite a pasar.
De un modo fugaz, ingresaron, compraron y se fueron...Un jovencito me comentó: "mi papá no sabe, pero mi mamá me dijo que mientras nadie sepa está todo bien..."
En su charla, Eduardo, rescató la imagen de estos/as jóvenes que estaban en la vereda indecisos/as por entrar a ver los libros. Y desarrolló este temor de ser visibilizado en una sociedad violenta (como describió Eduardo a la sociedad tucumana).
En la charla, se utilizó de un modo estratégico la hegemonía de la mayoría numérica invisibilizando las minorías presentes. En este caso, inversamente a como ocurre en la sociedad, la mayoría era la diversidad afectivo sexual y la minoría eran las personas heterosexuales.
La incomodidad de las personas heterosexuales durante la charla fue muy evidente, no porque se tocaran temas desagradables, sino por el shock de sentir como lo hegemónico pone sus manos en los cuerpos, y lo sumerge en un uso del plural en el que no se reconocen.
Durante la charla no hubo ninguna aclaración, lo cual fue una pena porque hubiera sido interesante que ante la incomodidad hubieran dicho "me gustaría que se use un lenguaje más inclusivo porque mi orientación sexual no es la predominante en esta reunión", pero no la hubo.
Luego, una de las asistentes envió un mail en donde manifestaba su incomodidad por haber participado de una actividad en donde se presupuso su orientación sexual (bienvenida al club!) y considero esto un acto de discriminación. El mail aclara que está en contra de todo tipo de discriminación....ah! y que es terrible vivir en una sociedad homofobica.
Vivir la percepción que sentimos quienes no estamos incluidos/as en el mundo heteronormativo, creo que será una experiencia inolvidable para estas personas. Quizás así puedan aproximarse a lo que sentimos cuando vemos como el diseño y la aplicación de las políticas públicas y la inversión de fondos públicos (nuestros impuestos) se destinan a planes exclusivamente heterosexistas, de familias heteronormativas, a la educación desde una lectura biologista de la sexualidad... uff hay muchos ejemplos de lo que día a día vivimos quienes no pertenecemos a la sexualidad hegemónica y que es mucho más contundente de una reunión como la del finde.
Pero en hora buena que sirvió. Ahora hay que ver como esto se traduce en lo cotidiano. Usarán lenguaje inclusivo en sus comunicaciones a partir de ahora? Como serán sus clases? y el trato con sus alumnxs?.
En una parte de su mail, esta persona que manifestó su malestar, dice: "Ese preconcepto de que sólo eran homosexuales los presentes nos puso en un lugar incómodo, ya que asistimos intentando ser más tolerantes y resultó que los primeros en poner preconceptos eran los de la comunidad gay".
La pregunta que me hice luego de leer ese mail fue: Por qué el imaginario de las personas supone que estamos buscando tolerancia?
Lo que buscamos es otra cosa. Buscamos potenciar el respeto, no solo para nosotrxs sino también para aquellas personas que no saben usar su voz, para que aprendan a usarla y así poder decir quienes son y como desean ser tratadxs. Porque una forma de respetarte es decir que te gusta y que no, y manifestarlo en el momento. El silencio nunca fue salud. Y la "tolerancia", como palabra y como concepto, nunca estuvo en el vocabulario de los derechos humanos.
Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no. (Gabriel García Márquez)
Eduardo Rosenzvaig hizo un recorrido por la historia de Tucumán, desde una interesante perspectiva de género. Conocimos historias gays que se desvanecieron en las sobre-escrituras de la historia oficial. Conocimos algunas anécdotas poco difundidas de Lola Mora. También, conocimos el proyecto de Otras Letras ( en la voz de Aldo Fernández y Claudio Sartori, sus dueños), que se manifiesta como librería desde una articulación con el activismo y la generación de recursos para este último, como una editorial, por ejemplo.
Pero la actividad tuvo unas perlitas muy buenas.
En la convocatoria, enviamos invitaciones a referentes de organismos gubernamentales. Y recibimos como respuesta del area de salud un mail en donde nos decia que nos abstengamos de enviar mails a esa cuenta porque pertenece al Superior Gobierno de la Provincia y si bien era muy tolerante, está estaba destinaba a trabajar temas relacionados con Salud y no "cosas gay". (?)
El día de la actividad, en la vereda de El Árbol de Galeano (la fonda cultural donde está ubicada Crisálida, y en donde se realizó la Feria de Otras Letras) no es un lugar habitual de permanencia, a menos que estés ahí porque están ingresando o porque estás saliendo. Ver un grupo de jóvenes ahí, me hizo preguntarles si buscaban la feria de libros y ante su tímida respuesta positiva, les invite a pasar.
De un modo fugaz, ingresaron, compraron y se fueron...Un jovencito me comentó: "mi papá no sabe, pero mi mamá me dijo que mientras nadie sepa está todo bien..."
En su charla, Eduardo, rescató la imagen de estos/as jóvenes que estaban en la vereda indecisos/as por entrar a ver los libros. Y desarrolló este temor de ser visibilizado en una sociedad violenta (como describió Eduardo a la sociedad tucumana).
En la charla, se utilizó de un modo estratégico la hegemonía de la mayoría numérica invisibilizando las minorías presentes. En este caso, inversamente a como ocurre en la sociedad, la mayoría era la diversidad afectivo sexual y la minoría eran las personas heterosexuales.
La incomodidad de las personas heterosexuales durante la charla fue muy evidente, no porque se tocaran temas desagradables, sino por el shock de sentir como lo hegemónico pone sus manos en los cuerpos, y lo sumerge en un uso del plural en el que no se reconocen.
Durante la charla no hubo ninguna aclaración, lo cual fue una pena porque hubiera sido interesante que ante la incomodidad hubieran dicho "me gustaría que se use un lenguaje más inclusivo porque mi orientación sexual no es la predominante en esta reunión", pero no la hubo.
Luego, una de las asistentes envió un mail en donde manifestaba su incomodidad por haber participado de una actividad en donde se presupuso su orientación sexual (bienvenida al club!) y considero esto un acto de discriminación. El mail aclara que está en contra de todo tipo de discriminación....ah! y que es terrible vivir en una sociedad homofobica.
Vivir la percepción que sentimos quienes no estamos incluidos/as en el mundo heteronormativo, creo que será una experiencia inolvidable para estas personas. Quizás así puedan aproximarse a lo que sentimos cuando vemos como el diseño y la aplicación de las políticas públicas y la inversión de fondos públicos (nuestros impuestos) se destinan a planes exclusivamente heterosexistas, de familias heteronormativas, a la educación desde una lectura biologista de la sexualidad... uff hay muchos ejemplos de lo que día a día vivimos quienes no pertenecemos a la sexualidad hegemónica y que es mucho más contundente de una reunión como la del finde.
Pero en hora buena que sirvió. Ahora hay que ver como esto se traduce en lo cotidiano. Usarán lenguaje inclusivo en sus comunicaciones a partir de ahora? Como serán sus clases? y el trato con sus alumnxs?.
En una parte de su mail, esta persona que manifestó su malestar, dice: "Ese preconcepto de que sólo eran homosexuales los presentes nos puso en un lugar incómodo, ya que asistimos intentando ser más tolerantes y resultó que los primeros en poner preconceptos eran los de la comunidad gay".
La pregunta que me hice luego de leer ese mail fue: Por qué el imaginario de las personas supone que estamos buscando tolerancia?
Lo que buscamos es otra cosa. Buscamos potenciar el respeto, no solo para nosotrxs sino también para aquellas personas que no saben usar su voz, para que aprendan a usarla y así poder decir quienes son y como desean ser tratadxs. Porque una forma de respetarte es decir que te gusta y que no, y manifestarlo en el momento. El silencio nunca fue salud. Y la "tolerancia", como palabra y como concepto, nunca estuvo en el vocabulario de los derechos humanos.
Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no. (Gabriel García Márquez)
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