domingo, 19 de septiembre de 2010

Bienvenid*s al mayor espectaculo del mundo!

Después de una interesante reunión y de regreso a casa, recordé que hace bastante tiempo llegó un circo a mi pueblo.
Una vieja camioneta recorría las calles anunciando “Bienvenidos al mayor espectáculo del mundo!!”.
En ese entonces, mi idea de un circo era lo que mostraban unas postales en sepia, que más allá de las limitaciones del color, emanaban magia y mucha imaginación. Eran postales de un circo portugués que mi abuelo guardaba envueltas en un paño color rojo sangre. Por supuesto, este circo nada tuvo de esas imágenes...
Sólo tuvieron una función, en la cual vimos como un mono con problemas visuales y con incipientes problemas de calvicie, intentaba cumplir con su rutina de malabares; un león viejo se miraba el ombligo y generaba aplausos más por la penaba que daba que por las habilidades que tenía… pero fue en la rutina de los payasos, que estos empezaron una pelea que fue más allá de la actuación y terminó con la intervención de la policía.
La intervención de la policía puso en evidencia que no tenían nada en orden, y no recuerdo cómo pero los hechos dieron lugar a que el “mayor espectáculo” fuera la detención de todos/as los integrantes, la resistencia que opuso un enano y ver durante semanas a los animales en la comisaría.
Mi hermano muy curioso les preguntó: “si uds están recorriendo el mundo, ¿por qué no hicieron algo para mejorar sus condiciones de trabajo, de vida?”. Esto dio por resultado un cruce de acusaciones y catárticas argumentaciones que endemonizaban hasta al mono con glaucoma.
A lo lejos, el león bostezaba mientras unos niños lo señalaban mofándose de su rutina circense. “Lo mejor que le puso pasar a este pobre gatito es estar en este circo, ¿dónde más hubiera tenido un rol protagónico?”.
Claro que nunca devolvieron el importe de las entradas…


Increíble, pero en los años de vida institucional de la Facultad de Filosofía y Letras de Tucumán, no hubo presentación institucional alguna que buscara una mejora, avance o reconocimiento en los derechos LGBT… Increíble porque es una de las facultades con más LGBT por baldosa, …
Eso si, en todo este tiempo, lxs LGBT guionaron dramas, diseñaron tormentas de acusaciones de robo de cargos, pisaron cabezas, alimentaron internas, estigmatizaciones, difamaciones y todas las acciones que parodian la diversidad y fortalecen los discursos que nos excluyen. Y cuando llegó la gesta del matrimonio igualitario buscaron todas las maneras de posar para la foto, claro esto fue una vez aprobado en Diputados...
El pedido de aplicación de normas de trato social, que respete las expresiones e identidades de género trans, fue presentado por Crisálida en mayo ante el rectorado de la UNT y en agosto se hicieron las correspondientes presentaciones en las facultades que componen la UNT.
De este modo y por primera vez, ingresa al Consejo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT una propuesta que busca una mejora en la vida tanto de estudiantes como del personal en esa facultad.
La iniciativa de aplicación de normas de trato social presentada por Crisálida, tiene como objetivo promover las modificaciones administrativas necesarias, para que exista un trato respetuoso, y digno para con las personas con identidades y expresiones de género trans. Del mismo modo se aconseja que se arbitren los medios pertinentes, para que se eliminen las prácticas discriminatorias, y las personas con identidades y expresiones de género trans sean tratadas respetando su identidad y expresión de género, lo cual va más allá del nombre con el que quieren ser llamad*s.
Recientemente la Secretaría de DDHH de la provincia dictaminó a favor de la aplicación de estas recomendaciones, siendo también el primer reconocimiento en el ámbito de las OGs que se da en nuestra provincia.

Es difícil para LGBT pertenecer a una facultad y buscar una mejora en la comunidad y en sus derechos? Nah, lo difícil es dejar de mirarse el ombligo…
A propósito de esto, Virginia Cano, auxiliar de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, escribió una carta pública muy interesante.

Mi nombre es Virginia Cano y soy auxiliar de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Asumo que mi condición docente y lésbica hicieron que me sintiese doblemente interpelada por las preguntas que Marta Dillon pusiese a rodar en su última nota para el suplemento Soy. Hay un interrogante en el que deseo demorarme: “¿Qué efectos puede producir que quien brinde sus saberes pueda hacerlo desde un cuerpo desobediente, que desafía los supuestos de la llamada normalidad que no es otra cosa que la imposición de un deber ser hegemónico?” Asumo que lo primero que querría decir es que no se puede pensar, filosofar, enseñar o educar sin el cuerpo (a pesar de que muchos han intentado disuadirnos de lo contrario). Y esto es algo que, a mi criterio, no deberíamos olvidar nunca. “Los cuerpos importan”, dice Judith Butler, desafiando a toda una tradición filosófica e intelectual que ha negado, forcluido e incluso mutilado esos cuerpos de los que, sin embargo, nunca han podido desembarazarse.
Recuerdo cuando hace apenas tres años explicité mi condición sexual en aula, durante el transcurso de una clase de ética. Recuerdo aún la adrenalina (tan útil y estimulante para la tarea docente) que inundó mi cuerpo el día que decidí exponer una de las tantas anomalías que encarna mi cuerpo singular. Recuerdo las palabras cálidas y reconfortantes de algunxs alumnxs a propósito de mi comentario.
También recuerdo las molestias que a algunos ocasionó la (supuesta) impertinencia de mi afirmación. No recuerdo el tema de esa clase.
Asumo que eso es lo menos importante. Aristóteles, Nietzsche, Foucault, por mencionar sólo algunos, han pensado el cuerpo. A juicio de Platón, “el cuerpo es la cárcel del alma” y según Foucault, “el alma es la cárcel del cuerpo”. Pero como yo soy, en lo que aquí nos ocupa, nietzscheana hasta la médula, estimo que el cuerpo es la “gran razón”, y el alma, “sólo su pequeño instrumento”. De modo que cuando un cuerpo (anómalo) habla, cuando la gran razón pone a su servicio ese pequeño instrumento que teoriza y discute con alumnos muchas veces apasionados y otras un tanto apáticos, lo único que muestra o, mejor dicho, explicita, es la imposibilidad de pensar sin el cuerpo. Lo que mi cuerpo desobediente desafió aquel día no fueron sólo los cánones de una supuesta normalidad (heterosexista), sino ese (pre)juicio y esa directiva constrictiva que piensa que los cuerpos, a la hora de enseñar, no importan. En aquella clase, lo único que a mi juicio reviste aún hoy interés es que tuve la oportunidad de ser un poco más honesta con mis alumnxs o con mis interlocutores (y esto es aún más relevante). Y no porque yo crea que la condición sexual sea algo que debe ser explicitado al modo de la confesión. Ese día fui más honesta porque pude, exponiendo un aspecto singular y constitutivo de mi vida, señalar hacia ese lugar en el que la tarea del pensar y el educar se muestra inextricablemente unida a la de unos cuerpos que importan.
Anómalos, hegemónicos, monstruosos, normalizados o impertinentes. Como docente, quisiera posar aquí otra pregunta para que se sume a aquellas que plantease Dillon: ¿qué voces queremos liberar cada vez que, frente a un aula, sea ésta de enseñanza media, secundaria o terciaria, (ex)ponemos nuestro cuerpo al servicio de la educación?



El desafió es entender que la Igualdad no se agota en el matrimonio igualitario y hay mucho camino por andar. Pero no se puede caminar mirándose el ombligo, a menos que se busque coleccionar esas marcas indelebles que dejan tantas colisiones. Y que sólo sirven para alimentar los rumores de pasillos. Para alimentar la parodia de la diversidad.





"Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte". Miguel de Unamuno

"No puede impedirse el viento. Pero pueden construirse molinos". Proverbio holandés


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