sábado, 10 de enero de 2009

En Enero

“Estuve pensando mucho en lo nuestro, y sinceramente no creo que dure mucho… siempre es lo mismo, solo me buscas cuando estás aburrido o de fiesta… me duele pensar que durante la semana ni siquiera te acordas de mi. Perdoname esto tiene que terminar! Atentamente, La Cerveza!”

Con su acostumbrado sentido del humor, Maria me envió ese mensaje de texto, muy bueno por cierto.
Después de responderle con el usual “jaja!” reenvié el mensaje a algunxs amigxs que usan el celular con ese fin y ya que estamos de vacaciones,... se lo envié a todxs mis contactos.
Mi sorpresa fue grande al recibir una respuesta, que no solo no contenía ningún jaja, sino que era toda una fundamentación del porque la cerveza debería ser prohibida en todo el mundo. Prohibiendo el consumo de cerveza se acabaría la violencia, los accidentes de tránsito, la violencia intrafamiliar, y así tendríamos un mundo mejor. (¿?)

Todavía me resulta increíble creer que la idea de prohibir algo se considere un modo de impedir que la gente acceda a ello, cuando es una regla universal que si está prohibido justamente aumenta su requerimiento y se materializa en todo un lucrativo negocio clandestino… que mejor ejemplo que la Ley Seca!
Me sorprendió mucho leerlo porque además de incluir “estas cosas no pasaban antes” e invisibilizar que quienes sufren de alcoholismo son personas que necesitan ayuda; olvida todo un contexto social, económico, de acceso a derechos y también tradicional – rituales de iniciación-, que induce al consumo y al exceso.

Hace unos años, cuando éramos jóvenes ja!, con un grupo de amigxs hicimos un viaje muy interesante por el NOA y Bolivia. Salimos de Tucumán y llegamos hasta el Lago Titicaca; visitando en Argentina pueblos pequeños de la precordillera de Salta y Jujuy.
En cada pueblo encontrábamos lo mismo, una iglesia, pobreza y mucha venta de alcohol.
En uno de esos pueblos la despensa tenia muchas bebidas alcohólicas y muy poca comida. La dueña de la despensa nos comentaba por entonces, que quienes mas consumían eran los jóvenes: “Claro, que más van a hacer aquí?... o entran a trabajar en la mina o no hacen nada entonces se dedican a chupar y si entran a trabajar allí, los explotan tanto que salen y solo quieren descerebrarse”.

En las noches de ese viaje, armábamos fogones en donde por supuesto había cerveza y lxs jóvenes que se hacían amigos nos contaban lo que era vivir en esos pueblos, con un Estado abandonico por las políticas publicas menemistas de los 90, aislados, explotados y con una fuerte presencia de la Iglesia que alimentaba la culpa (haciendo propia la ajena) y promulgaba el perdón y la otra mejilla frente a los abusos patronales.
En esa mixtura entre género (tomar es cosa de hombres, ponerse en pedo cosa de machos, sólo borrachos expresaban sus penas), DESC y misticismo; muchos jóvenes atravesaban las noches anestesiados por el alcohol y olvidando que día a día no veían un futuro porque tampoco lograban visualizar un presente.

También hace unos años, mientras estudiaba mi especialización en Derechos Humanos, era un ritual el salir de los cursos y encontrarnos con mis compañerxs en algún pub a tomar una copa, y al otro día a primera hora otra vez el cursado. Porque teníamos un buen motivo para levantarnos al otro día, el ir transitando nuestro sueño.
Pienso: si la cerveza y el alcohol se prohibieran, lxs jóvenes a quienes les arrebataron el derecho a soñar, que encontrarían para olvidar sus penas?
Si bien no estoy a favor de los excesos, sigo sosteniendo que aquí el problema es otro.

Este intercambio de mensajes me recordó que actualmente hay un proyecto bastante interesante para legalizar el consumo de marihuana, y considero que es una iniciativa que hay que apoyar.
En lo personal conozco muchas personas que la consumen y estoy a favor de su legalización y despenalización. Me parece un acto de hipocresía cuando me salen con un discurso sobre la prohibición del consumo porque “de permitirse eso haría que las personas mueran por sobredosis”, en especial cuando lo escuche de un hipocondríaco que va a todas partes con sus pildoritas contra la presión, el estrés, el hígado, etc etc etc claro todas recetadas y todas compradas en una farmacia que paga impuestos y que posibilita recurrir a la justicia o a algún organismo de control si te vende algo de mala calidad, en mal estado o sin los controles debidos.
Además estaría bueno así de una vez por todas blanqueamos las verdaderas estadísticas de personas con artritis!!!

Todo tiempo pasado parece mejor si excluimos la noción que antes no se hablaban de muchas cosas, estaban, eran tanto o más que ahora pero de eso no se hablaba. Desde el alcoholismo como evasión o anestesia para intentar sobrevivir con derechos no protegidos (especialmente los económicos y sociales), la violencia intrafamiliar, y la enunciación seguiría. Me puse a reflexionar que fácil olvidamos que todo exceso esconde problemas por resolver, que de ninguna manera el problema está en el contenido de un vaso o en el interior de una faso.

La estrategia de Homero Simpson de meter la cabeza en un agujero y así creer que el problema desaparece nunca funcionó. En nuestro país las políticas públicas estuvieron diseñadas y aplicadas por especialistas en cavar agujeros, y durante generaciones se aplicaron novedosas maneras de meter nuestras cabezas allí…. Y pese a que frente a los problemas hay una arraigada costumbre de aplicar la estrategia de Homero Simpson, pocas veces se visualiza las raices de los problemas. Creo que hay muchas cosas por resolver para tener un mundo mejor.

Pero la receta es muy sencilla: personas que no son objetos sino sujetos y deciden, eligen y se hacen cargo, son las que harán de este un mundo mejor... pero para eso hay que potenciar la igualdad de oportunidades.






“De qué hablás Jack? Si yo …soy… feliz…con Stand? … maldición necesito mas alcohol y píldoras para responder eso!” - Karen Walker (Will and Grace)

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